Estatutos de limpieza de sangre

Judíos del siglo XV, representados atravesando el mar Rojo. Retablo de la catedral de Barcelona pintado por Jaume Huguet (1412-1492).

Los estatutos de limpieza de sangre fueron el mecanismo de discriminación legal en la Monarquía hispánica (y el Reino de Portugal)[1]​ en contra de los «cristianos nuevos» compuestos por las minorías de judeoconversos y moriscos. Y consistía en exigir, al aspirante que pedía ingresar en las instituciones que lo adoptaban, el requisito de descender de padres que pudieran probar ser descendientes de cristiano viejo. Surgieron a partir de la revuelta de Pedro Sarmiento (Toledo, 1449), a consecuencia de la cual se redactó la Sentencia-Estatuto. Causó el rechazo de determinados sectores eclesiásticos por el hecho de que presuponían que ni siquiera el bautismo lavaba los pecados de los individuos, algo completamente opuesto a la doctrina cristiana.

En la América española se consideraba al indígena americano de "sangre pura" por su condición de gentiles y cristianos primitivos. En consecuencia, los caciques y principales nobles indígenas pudieron adquirir los derechos legales de limpieza de sangre para poder disfrutar de las ventajas sociales, dignidades y honores de la nobleza en España.[2]​ Los estatutos de limpieza de sangre se basaban en la idea de que «los fluidos del cuerpo, y sobre todo la sangre, transmitían del padre y la madre a los hijos un cierto número de cualidades morales» y en la de que «los judíos, en tanto que pueblo, eran incapaces de cambiar, a pesar de su conversión».[3]​ Como dijo fray Prudencio de Sandoval del «santo y prudente» estatuto de limpieza de sangre de la catedral de Toledo de 1555, que sirvió de modelo a todos los posteriores,

[…] ¿quién podrá negar que en los descendientes de los judíos se perpetúa y dura la inclinación al mal de su antigua ingratitud y desconocimiento, como en los negros el accidente inseparable de su negritud? […] El judío puede descender por tres lados de gentilhombres o de viejos cristianos, un único mal linaje lo infecta y lo echa a perder, porque por sus acciones, en todos los sentidos, los judíos son dañinos.[4]

Por otro lado, sigue siendo objeto de debate si los estatutos de limpieza de sangre ibéricos son el origen del racismo europeo moderno. Según Jean-Frédéric Schaub, «la contribución de los estatutos de pureza de sangre ibéricos a la formación de las categorías raciales se sitúa en el punto de unión entre exclusión personal y estigmatización colectiva».[3]​ Según Max Sebastián Hering Torres, «por primera vez en la historia europea se utilizan los criterios "raza" y "sangre" como estrategia de marginación. Un moralista como Torrejoncillo no duda en afirmar [en Centinela contra judíos] que el judaísmo se define con base en la "sangre", sin importar que la conversión al cristianismo hubiera tenido lugar hace veintiuna generaciones».[5]

Según el historiador José Manuel Nieto Soria, los estatutos de limpieza de sangre fueron la materialización del racismo de la propaganda anticonversa, que sostenía que «la maldad intrínseca de los conversos» debido a la sangre judía que corría por sus venas.[6]

  1. Schaub, 2014, p. 39. "Un dispositivo que acabó por imponerse entre 1450 en la mayor parte de las instituciones de Castilla, de Aragón y de Reino de Portugal
  2. STOLCKE, Verena (2009). «Los mestizos no nacen sino que se hacen». Avá (14). 
  3. a b Schaub, 2014, p. 41.
  4. Schaub, 2014, p. 39.
  5. Hering Torres, 2003. "[Para] ser enemigos de Christianos [...] no es necessario ser de padre, y madre Iudios, uno solo basta: no importa que no lo sea el padre, basta la madre, y esta aun no entera, basta la mitad, y ni aun tanto, basta un quarto, y aun octavo, y la Inquisicion Santa ha descubierto en nuestros tiempos que hasta distantes veinte un grados se han conocido judaizar"
  6. Soria, José Manuel Nieto (1999). Orígenes de la monarquía hispánica: propaganda y legitimación, ca. 1400-1520. Librería-Editorial Dykinson. ISBN 978-84-8155-437-3. Consultado el 20 de octubre de 2022. 

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